Metamorfosis

Caminaba desolada por las calles embarradas; chapoteando en pequeños mares de lágrimas; mirando sin mirar; sin objetivo al que llegar. Borrosas figuras a mí alrededor se perfilaban, una mano por acá, un pie por allá; a veces hasta un cuerpo se perfilaba deambulando a gran altura de mi limitada estatura. A medida que las horas avanzaban la angustia atascó mi garganta y un gemido de terror profundo se abrió paso desde mi estómago. Y la lluvia empezó de nuevo. Torrentes de gotas de agua, saladas como la vida misma, brotaban de los jóvenes faroles que yacían apagados a causa de la tristeza que poco a poco los había consumido. A lo alto logré divisar un reflejo dorado que se iba derritiendo en diversos matices cálidos. Una voz grave, hizo temblar el piso, haciéndome acordar a un gran dragón con su temible rugido, cuando se dirigió a mí. 

- ¿Buscas a alguien? – su imponente figura me cubrió en la negrura de su presencia. 

Temblé, me encogí, deseando que la tierra me protegiera bajo su manto. Me giré, corrí y grité. Luces bellísimas; refulgentes como estrellas me elevaron. Envuelta en esa brillante galaxia me resigné; pensé en aquellos a los que dejaría atrás. Perdida en ese mundo, me rendí, me fundí con mi interior, abandonada a la suerte que el destino me deparara.

Esperando algún día regresar con mi familia, a ese castillo, a esa vida tranquila; sabiendo internamente que eso no iba a ser posible.

Anne

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